16-02-22
Medio Ambiente

Contaminación y sobrepesca, dos grandes amenazas que acechan a los océanos

Los océanos ocupan más de dos tercios de toda la superficie de La Tierra, por lo que su estado y conservación son esenciales para la sostenibilidad de nuestro planeta. A pesar de la enorme importancia de los océanos, estos se encuentran bajo numerosas amenazas que ponen en peligro la supervivencia de miles de especies marinas. Algunas de estas amenazas se materializan en forma con la sobreexplotación pesquera, la pérdida progresiva de la biodiversidad o la contaminación oceánica.

Contaminación de los océanos

Según datos de WWF, más del 70% de la contaminación de los mares y océanos proviene de las actividades terrestres, desde microplásticos, pesticidas o vertidos de diferentes residuos contaminantes. Alrededor de 200 toneladas de plásticos acaban anualmente en los océanos de todo el mundo, la mayoría de ellos no son visibles en la superficie, sino que acaban formando parte de lo que llamaríamos microplásticos. Los microplásticos son pequeñas piezas de plástico de unos 5mm de diámetro que se dispersan y se encuentran en grandes cantidades en los mares y océanos, además de en las superficies terrestres.

Los vertidos de petróleo son una de las mayores amenazas, en términos de contaminación, de los océanos. Este combustible acaba muchas veces en el mar, como consecuencia de derrames o filtraciones involuntarias de los buques que transportan el crudo de un lugar a otro, pero estos vertidos también llegan al mar por los desagües de las ciudades, lo que supone un flujo de contaminación muy abundante.

Otra de las amenazas que acechan a los océanos son los vertidos de fertilizantes que proceden de explotaciones agrícolas o granjas. Estos vertidos producen un fenómeno conocido como eutrofización, que ocurre cuando el mar presenta nutrientes adicionales (esos que proceden de los fertilizantes) y provocan el florecimiento masivo de algas, lo que conlleva la desoxigenación de los océanos. Con la disminución del oxígeno, la fauna marina se ve amenazada, y acaba por desaparecer, como ha pasado hace poco en el Mar Menor.

Sobrepesca y explotación de los océanos

La comunidad científica ha sido unánime alertar sobre las graves consecuencias que la sobrepesca representa para nuestros océanos y costas. Cuando hablamos de sobrepesca nos referimos a la extracción de fauna y flora del mar a un ritmo que resulta excesivamente elevado para que estas especies puedan repoblarse de manera natural.

A partir de mitad del siglo XX, muchos países del mundo comenzaron a invertir grandes cantidades de dinero en hacer crecer su capacidad pesquera, con el propósito de  mejorar la disponibilidad y conseguir abaratar los productos pesqueros para garantizar su accesibilidad a los consumidores. Sin embargo, estas grandes flotas acabaron practicando una pesca que puede considerarse como agresiva, haciendo uso de métodos sofisticados, a la par que arrolladores, para extraer cada vez más peces en menores lapsos de tiempo.

La práctica de la pesca indiscriminada ha mermado grandes poblaciones de la fauna marina, pero también de flora oceánica. Por ejemplo, los arrecifes de coral son muy vulnerables a la sobrepesca. Según National Geographic, los peces que se alimentan de plantas son los que logran mantener el equilibrio de los ecosistemas, comiendo algas o manteniendo los corales sanos y limpios. La masiva pesca de estos peces herbívoros merma su población,  por lo que acaba produciendo la paulatina destrucción de los arrecifes, lo que los hace más susceptibles a procesos como la contaminación o el cambio climático.

También algunos tipos de pesca, como la de arrastre, pueden destruir los corales cuando estos se encuentran muy debilitados. Este tipo de pesca se caracteriza por lanzar grandes redes al mar para capturar la pesca del día, sin embargo, estas redes arrasan con todo lo que encuentran a su paso, por lo que además de disminuir sustancialmente la población de los peces objetivo, también afectan al resto de la fauna de los océanos. Por ejemplo, es habitual que estas redes también arrastren tortugas marinas, delfines, aves marinas e incluso tiburones.

¿Podemos parar esto?

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 14: vida submarina, se centra especialmente en el cuidado y la preservación de los océanos. Tal y como señalan las Naciones Unidas: “Proteger nuestros océanos debe seguir siendo una prioridad. La biodiversidad marina es vital para la salud de las personas y de nuestro planeta. Las áreas marinas protegidas se deben gestionar de manera efectiva, al igual que sus recursos, y se deben poner en marcha reglamentos que reduzcan la sobrepesca o la contaminación marina”.

Luchar contra la contaminación de las aguas de los océanos y la sobrepesca pasa por la concienciación de los gobiernos y las instituciones de todos los países del mundo. Acabar con estas prácticas nocivas requiere de una seria propuesta internacional de normativas reguladoras que prohíban, y penalicen, la contaminación indiscriminada de las aguas y la sobrepesca de las especies marinas.

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