Categoría: Políticas Públicas

En 2020 ya habían desaparecido aproximadamente 420 millones de hectáreas de bosques en todo el mundo, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En este contexto, el continente europeo es el segundo mayor importador de productos relacionados con la deforestación. Es por eso que desde la Unión Europea se quiere mitigar la degradación de la masa forestal mundial con la implementación de la EUDR (EU Deforestation Regulation). 

Esta normativa, adoptada con el objetivo de frenar la deforestación y la degradación de los bosques a nivel mundial, establece requisitos estrictos para la importación y comercialización de ciertos productos en el mercado europeo. Comenzará a aplicarse el próximo 30 de diciembre para las grandes empresas, y a partir del 30 de junio de 2025 para las pymes. 

De este modo, tal y como manifiesta Corresponsables, “más de 30.000 empresas españolas deberán recopilar la información relevante para cumplir con esta normativa antes de finalizar el año, ya que en 2025 cualquier empresa que comercie con productos vinculados con la deforestación deberá reportar estos datos, independientemente de su tamaño”.

Resumen de la normativa

La normativa se aplica a productos específicos que se consideran de alto riesgo para la deforestación, como: aceite de palma, soja, madera, cacao, café, carne de vacuno y productos derivados de todos estos (por ejemplo, chocolate, muebles de madera, papel)

Las empresas que comercializan estos productos en la UE deberán demostrar que no están asociados con la deforestación o la degradación forestal, proporcionando pruebas de que fueron producidos en conformidad con las leyes del país de origen y no implicaron la conversión de bosques. Por lo que, la proporción del tejido empresarial español al que afecte la regulación deberá obtener y verificar datos geográficos de producción de las materias primas que importen, tanto de sus proveedores directos como de los subsiguientes en la cadena de valor.

Si la empresa no cumple con la EUDR, puede ser sancionada con: multas de hasta el 4% del volumen de negocio anual neto de la empresa en la UE; la exclusión temporal de procedimientos de licitación pública; y la prohibición de comercializar productos relacionados.

Recomendaciones para las empresas españolas

– Desarrollar y mejorar los sistemas de trazabilidad para garantizar que todos los productos puedan ser rastreados hasta su origen, asegurando que no están asociados con la deforestación.

 – Capacitar a empleados y socios de la cadena de suministro sobre los requisitos de la normativa y las mejores prácticas para cumplir con los mismos.

– Trabajar estrechamente con proveedores para garantizar el cumplimiento, realizando auditorías y fomentando prácticas sostenibles en toda la cadena de suministro.

– Mantener una comunicación transparente con los stakeholders, incluyendo consumidores, inversores y reguladores, sobre los esfuerzos de la empresa para cumplir con la normativa y promover la sostenibilidad.

La nueva normativa europea sobre deforestación representa tanto un desafío como una oportunidad para las empresas españolas. Si bien impone obligaciones adicionales y puede aumentar los costos operativos, también ofrece la oportunidad de mejorar la sostenibilidad y la reputación de las empresas. Al adoptar un enfoque proactivo y colaborativo, las empresas pueden no solo cumplir con la normativa, sino también liderar en el mercado de productos sostenibles, contribuyendo de manera significativa a la lucha contra la deforestación global. 

Contáctanos si quieres impulsar un programa de acción social que  se alinee con las nuevas normativas europeas en materia de sostenibilidad y encaje en tu modelo de responsabilidad social. 

El 5 de junio se conmemoró el Día Mundial del Medio Ambiente. Una fecha señalada que tiene como objetivo traer a un primer plano la protección y el cuidado del medio ambiente como propósito y destino común internacional. 

En este sentido la Unión Europea ha implementado lo que se conoce como la “taxonomía verde europea”, esto es, un sistema de clasificación basado en parámetros que determinan, de cara a inversores y empresas, qué proyectos pueden o no afectar negativamente al clima y al medio ambiente. La situación es grave y la urgencia climática un hecho al que debemos hacer frente de manera coordinada y conjunta. Las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo desmesurado de energía han propiciado la promulgación de una normativa basada en seis objetivos medioambientales, recogidos en el Reglamento de Taxonomía, con los que alinear la actividad del sector empresarial. 

  1. Mitigación del cambio climático
  2. Adaptación al cambio climático
  3. Uso sostenible y protección de los recursos hídricos y marinos
  4. Transición hacia una economía circular
  5. Prevención y control de la contaminación
  6. Protección y recuperación de la biodiversidad y los ecosistemas

Asimismo, es importante subrayar que dichos objetivos no son entendidos como cuestiones aisladas, sino que comparten espacio y generan sinergias con los famosos ODS

El medio ambiente es definido como el “conjunto de circunstancias o condiciones exteriores a un ser vivo que influyen en su desarrollo y en sus actividades”. Y es que dentro de ese conjunto de circunstancias confluyen diversidad de factores y agentes implicados. 

Al igual que los objetivos de la taxonomía están vinculados con los ODS, estos lo están con las estrategias de EGS de las empresas. Una vinculación que hace patente la necesidad de poner en práctica, ya no sólo las medidas que llevan a cabo las organizaciones en materia de sostenibilidad de su actividad, sino también su implicación en ámbitos sociales concretos para generar beneficios, así como una incidencia positiva.